Celebración De La Asunción De La Virgen María
Este 16 de agosto la iglesia católica celebra la asunción de la Virgen María, la partida de esta vida y la asunción de su cuerpo al cielo.
La virgen María es la esperanza, la luz, es quien nos guía y nos indica el camino, para un futuro feliz, para seguir la fe de su hijo, ella es nuestra propia revelación de fe.
La Asunción de la Virgen María, se refiere a que la Madre de Dios dejó su vida terrenal y fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.
Según la tradición, el arcángel san Gabriel le anunció a María que en tres días vendría su Hijo a buscarla. https://www.comoseganalaloteria.com/ les avisó a los apóstoles que se reunieran en Jerusalén para despedirse de María. Al morir María, fue enterrada junto a las tumbas de sus padres y de José su esposos en Getsemaní y fue acompañada por todos los apóstoles menos Tomás que no llegó a tiempo al entierro de María y para despedirse de ella pidió abrir la tumba. Cuando abrieron la tumba, el cuerpo de la Virgen no estaba, y sólo estaban los lienzos con que lo habían envuelto. Por la noche escucharon música celestial y vieron a María que suspendida en el aire les decía: “alégrense, porque yo estaré con ustedes todos los días”.
La virgen María sufrió el dolor de la muerte, luego fue resucitada por su hijo Jesús y luego subida al cielo para estar junto al Padre.
ORACIÓN
Madre en el cielo, tú eres esplendor que no ensombrece la luz de Cristo, porque vives en él y para él.
Tú eres la inmaculada, eres transparencia y plenitud de la gracia.
Aquí estamos, pues, tus hijos, para buscar amparo bajo tu materna protección e implorar confiados tu intercesión ante los desafíos ocultos del futuro.
Te encomendamos a todos los hombres, comenzando por los más débiles:
A los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento; a los adolescentes rebeldes; a los jóvenes en busca de sentido, a las personas adultas que no tienen empleo y a las que padecen hambre, olvido, violencia y enfermedad.
Te encomendamos a las familias rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza.
Abre nuestros corazones a la justicia y al amor, y guíanos hacia una comprensión
recíproca y hacia un firme deseo de paz. Amén.
Madre en el cielo, tú eres esplendor que no ensombrece la luz de Cristo, porque vives en él y para él.
Tú eres la inmaculada, eres transparencia y plenitud de la gracia.
Aquí estamos, pues, tus hijos, para buscar amparo bajo tu materna protección e implorar confiados tu intercesión ante los desafíos ocultos del futuro.
Te encomendamos a todos los hombres, comenzando por los más débiles:
A los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento; a los adolescentes rebeldes; a los jóvenes en busca de sentido, a las personas adultas que no tienen empleo y a las que padecen hambre, olvido, violencia y enfermedad.
Te encomendamos a las familias rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza.
Abre nuestros corazones a la justicia y al amor, y guíanos hacia una comprensión
recíproca y hacia un firme deseo de paz. Amén.
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