La Diosa Fortuna
Fortuna era, en la mitología romana, la diosa de
la suerte, buena o mala, aunque siempre se tendió a asociarla con lo bueno, lo
fasto, y la fertilidad.
Su símbolo solía ser la
rueda de la fortuna, una especie de ruleta que
significaba el azar o
lo aleatorio de la buena o mala suerte.
Adjunta a Fortuna estaba la ocasión (muchas
veces confundida con la misma Fortuna), la cual se representaba casi totalmente
calva, con sólo un mechón pequeño, ya
que una buena Fortuna era entendida como de una Ocasión difícil de atrapar
(como es difícil de atrapar de los cabellos a alguien calvo), en otras
representaciones Fortuna aparecía figurada de un modo semejante a la justicia: con los ojos
velados o con un timón ya que pilotaba la suerte de la humanidad.
En tanto que la deidad Fortuna
era casi siempre considerada afortunada, positiva para la gente, fue la diosa más caprichosa del Olimpo.
El culto a Fortuna fue
introducido en Roma por Servio Tulio, quien tenia un oráculo en Preneste y
le estaban consagrados el roble, en Preneste se adjudicaba un trozo de roble a cada
recién nacido, según el modo en que sucedía esto se suponía que el recién
nacido tendría su fortuna, asimismo a Fortuna le estaba consagrado el día 11 de
junio, durante toda esa fecha se realizaba un festival que se llamaba Fors.
Fortuna; se le consideraba también la propiciadora de la maternidad. A esta
deidad se le decía también Annonaria y el nombre provenía del antiguo
itálico Vortumna (La que rota -hace girar- el año); se conoce una
genealogía mítica canónica o establecida de tal deidad pero se le consideraba
hija de Júpiter tal como lo señala una inscripción
en el santuario de Preneste y de Juno -una estatua representa a Juno dando
de mamar a Fortuna-. Como una de las deidades que ejercían patronato de Roma se
le apelaba Fortuna Populi Romanii (La Fortuna del pueblo de los
romanos)
Fortuna era una deidad que
presidía en todos los acontecimientos y distribuía, según su capricho, los
bienes y los males.