Gana la lotería Con el Número de Oro
CONOCE DATOS
IMPORTANTES SOBRE EL 'NÚMERO MÁS BELLO'
“EL NÚMERO DE ORO”
Hay conceptos matemáticos que
traspasan los tratados científicos y se convierten en ideas comunes que, de
forma más o menos profunda, hasta los ajenos a la materia conocen y manejan.
Ese es el caso de phi,
el número de oro. No es nada más que una cifra: 1,61803... seguido por
infinitos decimales.
Se trata de uno de los números
que más fascinación ha levantado a lo largo de la historia.
Se distinguen tres componentes distintos en la
historia del número áureo.
- El número de oro, 'phi' o
número áureo: como decimos, es un número irracional que se expresa así:
= 1,618033988749
La divina proporción o proporción áurea:
Concepto geométrico, que se da
cuando al partir un segmento en dos partes desiguales, dividiendo el total por
la parte más larga obtenemos el mismo resultado que al dividir la más larga
entre la más corta.
La sucesión de Fibonacci: entra
el en campo de la aritmética y está íntimamente relacionada con el número
de oro. Se trata de una serie infinita de números naturales que empieza con un
0 y un 1 y continúa añadiendo números que son la suma de los dos anteriores, quedando
con la forma siguiente:
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34,
55, 89, 144, 233, 377, 610, 987, 1.597, 2.584, 4.181, 6.765, 10.946, 17.711,
28.657...
La relación de esta sucesión con
el número de oro estriba en que al dividir cada número por el anterior de la
serie se obtiene una cifra cada vez más cercana a 1,61803, quedando el
resultado alternativamente por debajo y por encima del número preciso, sin
llegar nunca a alcanzarlo absolutamente.
Ahora, es sorprendente lo
relacionado a esté número de oro que desde hace siglos rodean al número
áureo.
La historia del número de oro
Descubierto por los griegos.
Ellos le dieron un tratamiento básicamente geométrico, y fue Euclides en su
obra ELEMENTOS, uno de los primeros que se refirió a este concepto.
En 1509 el matemático y teólogo italiano Luca Pacioli publicó
un libro titulado La Divina Proporción en el que daba cinco razones por los
que el número áureo era divino:
- La unicidad del número, que asemeja a la de Dios;
- El hecho de que esté definido por tres segmentos de una recta, que asemeja a la Trinidad;
- La inconmensurabilidad del número, igual que Dios es inconmensurable;
- Dios es omnipresente e invariable, igual que lo es este número;
- Dios dio ser al universo a través de la quinta esencia, representada por un dodecaedro, y el número áureo dio ser al dodecaedro.
- La unicidad del número, que asemeja a la de Dios;
- El hecho de que esté definido por tres segmentos de una recta, que asemeja a la Trinidad;
- La inconmensurabilidad del número, igual que Dios es inconmensurable;
- Dios es omnipresente e invariable, igual que lo es este número;
- Dios dio ser al universo a través de la quinta esencia, representada por un dodecaedro, y el número áureo dio ser al dodecaedro.
Este número es una forma que
parece gustar a Dios, puesto que tanto en las instrucciones para el Arca de la
Alianza que dio a Moisés, como las que dio a Noé para la otra arca,
pide unas proporciones 5x3 (casualmente, dos números de la sucesión de
Fibonacci) que dan como resultado 1,666, suficientemente cercano a phi como
para engañar al ojo. Puestos a encontrar, hay quien encuentra relación entre
666, el número del anticristo, y el número áureo.
Áureo, dorado, divino... A
este número se le han dado muchos nombres, pero su símbolo lo hace inequívoco:
es la letra griega phi, en honor al escultor griego Fidias, cuyas obras se
consideraban lo más cercano a la perfección estética, igual que lo es la
proporción áurea. El símbolo se lo adjudicó en el año 1900 el matemático Mark
Barr.
Puede que el número áureo
tenga un origen divino, o puede que no. Pero desde luego su pariente
aritmética, la sucesión de
Fibonacci, surgió de un problema mucho más mundano, relacionado con
la reproducción de los conejos, que planteó Leonardo Pisano, Fibonacci, en
su Libro del ábaco en 1202.
¿Cuántas parejas de conejos
tendremos a fin de año si comenzamos con una pareja que produce cada mes otra
pareja que procrea a su ver a los dos meses de vida?”. La respuesta, mes a mes,
es: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89 y 144.
La sucesión de Fibonacci dice:
si sumamos 10 números consecutivos de la serie elegidos al azar, el resultado
siempre es múltiplo de 11.
21+34+55+89+144+233+377+610+897+1.597=4.147=11x377
89+144+233+377+610+987+1.597+2.584+4.181+6.765=17.567=11x1.597
De hecho, los resultados son
iguales a multiplicar por 11 el séptimo número elegido, en estos dos casos, 377
y 1.597
Se ha estudiado mucho la
sucesión de Fibonacci y el conocimiento sobre ella es amplio, pero no completo.
De hecho, hay una conjetura aún sin demostrar: que la sucesión de Fibonacci
contiene infinitos números primos. A día de hoy, nadie sabe si esto es
verdadero o falso.
Se conoce como estrella
pentagonal a la que está inscrita en un pentágono regular, y también está
relacionada con la proporción áurea: el segmento D que forma la diagonal del
pentágono (o un lado de la estrella), al dividirlo entre un lado del pentágono
C, da como resultado la proporción áurea. Esta estrella también ha sido
profusamente representada, tiene mucho simbolismo y es incluso la base de
muchos juegos populares, ya que es una de las formas de tablero más antiguas
que se conocen.
Para buscar la proporción áurea
en todo lo que le rodea, este es un modo de hacerlo: construya un compás áureo.
Es sencillo. Recorte dos tiras de cartón o plástico de 34 centímetros de largo,
dos de ancho y terminadas en punta. Únalas a 13 centímetros de una de las
puntas con un encuadernador, imitando la estructura de unas tijeras. Al
moverlas obtendrá dos triángulos de lados iguales que miden 21 y 13 centímetros
respectivamente. Al ser dos términos consecutivos de la sucesión de Fibonacci,
su cociente será próximo al número áureo. Para ver si dos segmentos guardan esa
proporción, solo habrá que abrir el extremo pequeño hasta que coincida con el
segmento menor y, sin variar la posición del compás, poner el otro extremo en
el segmento grande. Si coincide, ambos segmentos respetan la proporción áurea.
Uno de los motivos por los
que esta cifra lleva siglos fascinando a los que la estudian es que se
encuentra de forma natural en los lugares más insospechados. Por ejemplo, la
proporción entre abejas hembra y macho en una colmena suele ser similar a la
proporción áurea, además éstas cumplen con otra regla, los machos tienen un
árbol genealógico que cumple con ésta. Un zángano (1) nace de un huevo no
fecundado, de forma que solo tiene madre (1) y no padre. Su madre, al ser
hembra, tuvo dos progenitores (2). Estos, macho y hembra tuvieron en total tres
progenitores (3), la madre del macho y la madre y el padre de la hembra, es
decir, dos hembras y un macho. Eso significa que tuvieron cinco progenitores a
su vez (5)… A medida que ascendemos, la regla se sigue cumpliendo.
La disposición de los
pétalos de las flores, la caracola de algunos animales, la forma de las
piñas que dan algunos árboles, la distribución de las pipas en un girasol, el
grosor que tienen las ramas de los árboles... Todas estas cosas tienen en común
que de una forma u otra están relacionadas con la proporción áurea o la serie
de Fibonacci. Por eso algunos expertos postulan que el número Phi sea al
crecimiento orgánico lo que Pi es a la medición del círculo: el número en el
que están basados todos los cálculos y fenómenos.
También en el cuerpo humano
podemos encontrarnos con la proporción áurea. Jasper Veguts, ginecólogo
del Hospital Universitario de Lovaina, en Bélgica, asegura que se puede
determinar si el útero de una paciente tiene un aspecto normal basándose en sus
medidas: que al dividir su altura por su anchura, el resultado sea cercano a
1,618.
Se supone que es la
representación ideal de la belleza, y sería, expresada sencillamente, la
siguiente: la altura total debe ser igual a la distancia entre las puntas de
los dedos teniendo los brazos y las manos totalmente abiertos. Esto equivale a
ocho palmos, ocho veces la cara o seis veces los pies. En total, es la misma
distancia que obtendríamos si multiplicásemos por 1,618 la distancia que separa
nuestro ombligo del suelo.
La sucesión de Fibonacci, es
utilizado en el juego de la Bolsa como herramientas de analistas para intentar
predecir el comportamiento de un valor (es decir, si subirá o bajará y por
tanto si conviene invertir en él o no), marcan niveles en los que se pueden
producir picos en la gráfica: tanto rebotes de subida si el valor está cayendo
como de bajada si se encuentra al alza.
Ahora, seguiremos utilizando este
fascinante número de oro y la sucesión de Fibonacci para encontrar el tan
anhelado número para ganar la lotería.
¿Cómo?, De la siguiente manera:
Lotería Puerto Rico Pega 4,
último resultado 4593
Se suma este último resultado con
el número de oro y se sigue la secuencia de Fibunacci, observen:
4593+1618=6211
6211+1618=7829
7829+1618=9447
Interesante estos 3 números,
6211, 7829 y 9447 para la lotería pega 4, juéguelos por lo menos 21 días.
Mucha suerte, fortuna, prosperidad,
amor y sobre todo salud para este 2016.